Miroirs › Reportages : dans la peau d’un journaliste
Des étudiants en français ont proposé des sujets de reportage. Leurs articles, en français et dans les trois autres langues des MIROIRS, sont publiés ici.
El nombre español, un signo de identidad con gran historia a sus espaldas
¿Qué factores influyen a la hora de elegir el nombre de un hijo ? ¿Debemos meditarlo con tiempo o dejarnos llevar por el momento ?
Reportaje realizado por Natalia, Cristina y Laura en el marco del proyecto plurilingue 4 profs, 4 pays. |
---|
Una elección de por vida
Elegir cómo llamar a un hijo es, sin duda, la primera responsabilidad de un padre o una madre.
Encontrar un nombre especial -en muchas ocasiones que recuerde a un ser querido-, original, sencillo, que no se pase de moda, que tenga un significado bonito y que transmita personalidad son algunos de los requisitos que buscan los padres. Pero no sólo eso, también están sujetos a las condiciones legales que establece la legislación española, la cual no permite usar nombres que perjudiquen al individuo por ser extravagantes, ridículos o que reflejen conceptos negativos.
Los nombres españoles se han visto históricamente supeditados a la tradición y el estatismo, una tendencia que ha ido desapareciendo gracias a la entrada de la modernización, que hizo avanzar los gustos de la población y trajo consigo nombres frescos y novedosos como los de los niños de hoy en día.
El siglo XX. Influencia religiosa, tradición y cambios
Los padres españoles de principios de siglo seguían a rajatabla las tradiciones, algo que provocó que durante muchos años llamaran a sus hijos de la misma forma que lo habían hecho con ellos sus padres y sus abuelos. En este sentido, las creencias religiosas han ocupado un papel importante e influyente sobre la población española. A principios del siglo XX en España era frecuente poner a los niños el nombre que marcase el santoral correspondiente al día de su nacimiento ; se trataba de una tradición propia de zonas rurales o muy influenciadas por la religión católica.
Asimismo, era habitual ponerle el nombre del padre o la madre a los primeros hijos y, a los hijos que vinieran después, se les ponía nombres de otros familiares cercanos, como abuelos o tíos. Prueba del peso que tenía la religión en este aspecto es que esos nombres debían de estar presentes en La Biblia ; en caso contrario, el cura podía negarse a bautizar al niño.
Creencias como estas hicieron que entre 1920 (año desde el que el Instituto Nacional de Estadística posee datos fiables) y 1960, apenas hubiera cambios en la lista de los nombres con mayor grado de popularidad entre los habitantes españoles. Durante ese período, José, Antonio, Manuel, Francisco y Juan fueron los nombres más repetidos en las secciones de maternidad de los hospitales españoles, mientras que en el caso de las niñas predominaban nombres como María, Carmen, Josefa, Dolores y Francisca. A partir de la década de los 70 estacómoda y poco innovadora tendencia empezó a sufrir cambios con la llegada de importantes movimientos políticos, culturales y sociales en España. Así, llegó la diversidad a España -especialmente durante la década de los 80- con personadas llamadas David, Javier, Sergio, Carlos, Rubén entre los hombres y Raquel, Sonia, Cristina o Patricia entre las mujeres. Por su parte, a partir de los años 90, surgió una nueva particularidad : se pusieron de moda los nombres cortos y sencillos para las niñas, como Ana, Alba y Lucía, y los niños volvieron a tener nombres tradicionales, como Alejandro y Daniel.
España, un país rico en diversidad
La diversidad que alberga España no sólo se manifiesta en el ámbito político o económico, sino también -y muy especialmente- en el campo de la cultura y la lingüística. De ahí que, en función de la zona geográfica en la que se haya nacido, destaquen unos u otros nombres. En Cataluña, por ejemplo, encontramos una mayoría de hombres que se llaman Marc o Joan, y mujeres llamadas Paula o Lucía. En Galicia abundan los hombres llamados Adrián o Mateo y las mujeres llamadas Noa y Uxía. En el País Vasco gusta llamar a los hijos Iker o Oier y Ane o June a las hijas. Mientras que en las ciudades de Ceuta y Melilla, llaman a los hijos Mohamed o Adam y a las hijas Noor o Aaya. En este caso particular, se aprecia una huella de la cultura musulmana, que ha influído hasta en la manera en la que se llaman sus habitantes. Curioso, ¿verdad ?
En resumen, con el siglo XXI, la elección del nombre de los hijos ha pasado de ser una decisión tomada por la tradición y las costumbres, a ser otra individual y elegida a conciencia por cada pareja. Llegados a este punto, ¿cuáles son los nombres más elegidos en la actualidad en España ?Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) señala en un reciente estudio las conclusiones que exponemos a continuación.
Entre los hombres españoles, actualmente destacan nombres de Daniel, Alejandro, Pablo, Hugo, Álvaro, Adrián, David, Javier, Sergio o Diego. Mientras, entre la población española femenina, resaltan los nombres de Lucía, Paula, María (nombre con gran tradición a sus espaldas, que ha logrado mantenerse entre los más usados por los padres españoles para sus hijas), Sara, Daniela, Carla, Claudia, Marta, Irene o Sofía.
El nombre español, un signo de identidad con gran historia a sus espaldas
Reportaje realizado por Natalia, Cristina y Laura en el marco del proyecto plurilingue 4 profs, 4 pays. |
---|
Una elección de por vida
Elegir cómo llamar a un hijo es, sin duda, la primera responsabilidad de un padre o una madre.
Encontrar un nombre especial -en muchas ocasiones que recuerde a un ser querido-, original, sencillo, que no se pase de moda, que tenga un significado bonito y que transmita personalidad son algunos de los requisitos que buscan los padres. Pero no sólo eso, también están sujetos a las condiciones legales que establece la legislación española, la cual no permite usar nombres que perjudiquen al individuo por ser extravagantes, ridículos o que reflejen conceptos negativos.
Los nombres españoles se han visto históricamente supeditados a la tradición y el estatismo, una tendencia que ha ido desapareciendo gracias a la entrada de la modernización, que hizo avanzar los gustos de la población y trajo consigo nombres frescos y novedosos como los de los niños de hoy en día.
El siglo XX. Influencia religiosa, tradición y cambios
Los padres españoles de principios de siglo seguían a rajatabla las tradiciones, algo que provocó que durante muchos años llamaran a sus hijos de la misma forma que lo habían hecho con ellos sus padres y sus abuelos. En este sentido, las creencias religiosas han ocupado un papel importante e influyente sobre la población española. A principios del siglo XX en España era frecuente poner a los niños el nombre que marcase el santoral correspondiente al día de su nacimiento ; se trataba de una tradición propia de zonas rurales o muy influenciadas por la religión católica.
Asimismo, era habitual ponerle el nombre del padre o la madre a los primeros hijos y, a los hijos que vinieran después, se les ponía nombres de otros familiares cercanos, como abuelos o tíos. Prueba del peso que tenía la religión en este aspecto es que esos nombres debían de estar presentes en La Biblia ; en caso contrario, el cura podía negarse a bautizar al niño.
Creencias como estas hicieron que entre 1920 (año desde el que el Instituto Nacional de Estadística posee datos fiables) y 1960, apenas hubiera cambios en la lista de los nombres con mayor grado de popularidad entre los habitantes españoles. Durante ese período, José, Antonio, Manuel, Francisco y Juan fueron los nombres más repetidos en las secciones de maternidad de los hospitales españoles, mientras que en el caso de las niñas predominaban nombres como María, Carmen, Josefa, Dolores y Francisca. A partir de la década de los 70 estacómoda y poco innovadora tendencia empezó a sufrir cambios con la llegada de importantes movimientos políticos, culturales y sociales en España. Así, llegó la diversidad a España -especialmente durante la década de los 80- con personadas llamadas David, Javier, Sergio, Carlos, Rubén entre los hombres y Raquel, Sonia, Cristina o Patricia entre las mujeres. Por su parte, a partir de los años 90, surgió una nueva particularidad : se pusieron de moda los nombres cortos y sencillos para las niñas, como Ana, Alba y Lucía, y los niños volvieron a tener nombres tradicionales, como Alejandro y Daniel.
España, un país rico en diversidad
La diversidad que alberga España no sólo se manifiesta en el ámbito político o económico, sino también -y muy especialmente- en el campo de la cultura y la lingüística. De ahí que, en función de la zona geográfica en la que se haya nacido, destaquen unos u otros nombres. En Cataluña, por ejemplo, encontramos una mayoría de hombres que se llaman Marc o Joan, y mujeres llamadas Paula o Lucía. En Galicia abundan los hombres llamados Adrián o Mateo y las mujeres llamadas Noa y Uxía. En el País Vasco gusta llamar a los hijos Iker o Oier y Ane o June a las hijas. Mientras que en las ciudades de Ceuta y Melilla, llaman a los hijos Mohamed o Adam y a las hijas Noor o Aaya. En este caso particular, se aprecia una huella de la cultura musulmana, que ha influído hasta en la manera en la que se llaman sus habitantes. Curioso, ¿verdad ?
En resumen, con el siglo XXI, la elección del nombre de los hijos ha pasado de ser una decisión tomada por la tradición y las costumbres, a ser otra individual y elegida a conciencia por cada pareja. Llegados a este punto, ¿cuáles son los nombres más elegidos en la actualidad en España ?Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) señala en un reciente estudio las conclusiones que exponemos a continuación.
Entre los hombres españoles, actualmente destacan nombres de Daniel, Alejandro, Pablo, Hugo, Álvaro, Adrián, David, Javier, Sergio o Diego. Mientras, entre la población española femenina, resaltan los nombres de Lucía, Paula, María (nombre con gran tradición a sus espaldas, que ha logrado mantenerse entre los más usados por los padres españoles para sus hijas), Sara, Daniela, Carla, Claudia, Marta, Irene o Sofía.
The culture of Birtish first names
Report by Elisabetta Angeli, Julie Bennett, Jim Monaghan y Trudy Winfield as part of the multilingual project 4 Profs 4 Pays. |
---|
While there are probably problems associated with this approach (e.g. One thinks of the Johnny Cash song, “A boy called Sue”), it does allow for a flexible approach towards minorities new and old. Does this lead to a truly integrated society or does it mean that Britain will loose traditions ?
To begin with, if we allow complete freedom to call our children any name, minority cultures are able to keep a link with their ancestors and their traditions ; they are able to integrate within British society without losing their identity. Secondly, racial discrimination is reduced as society is more familiar with these names. Finally having complete liberty of choice encourages a sense of individuality.
On the other hand having complete liberty means that we could lose our cultural identity. So does having complete freedom of choice actually prevent racism ? Or just lead to a divided society ?
The origins : the French influence
The invasion of Great Britain by the Normans in 1066 has influenced some of the popular names still in use today. Names such as William, Henry, Alice and Matilda soon became popular as people wanted to be associated with the ruling elite, with some people changing their names rather than using their previous Anglo-Saxon name as they did not want to be thought of as peasants. Looking at league tables today, the Old English name Harold lays far below the French-derived Henry. William was the second most popular name 200 years ago, the 4th most popular 100 years ago and has held its place in the top ten since 2000.
Influence of pop culture
Popular culture appears to have an influence on naming trends. Newly famous celebrities and public figures may influence the popularity of names. For example, in 2004, the name "Keira” became a popular girl’s name in the UK, following the rise in popularity of British actress Keira Knightly. Characters from fiction also seem to influence naming. Some names were established or spread by being used in literature. Notable examples include Jessica, a name created by William Shakespeare in his play "The Merchant of Venice", Vanessa, created by Jonathan Swift ; Fiona, a character from James Macpherson’s spurious cycle of Ossian poems ; and Wendy, an obscure name popularized by J. M. Barrie in “Peter Pan”. Florence, which derives from the city, grew in popularity after the fame of Florence Nightingale, the hospital reformer.
Songs can influence the naming of children. Jude jumped from 814th most popular male name in 1968 to 668th in 1969, following the release of Beatles’ “Hey Jude”. Similarly, Layla charted as 969th most popular in 1972 after the Eric Clapton song. It had not been in the top 1,000 before.
Kayleigh became a particularly popular name in the United Kingdom following the release of a song by the British rock group Marillion. Government statistics in 2005 revealed that 96% of Kayleighs were born after 1985, the year in which Marillion released "Kayleigh".
Popular culture figures need not be admirable in order to influence naming trends. For example, Peyton came in to the top 1000 as a female given name for babies in the United States for the first time in 1992 (at #583), immediately after it was featured as the name of an evil nanny in the film “The Hand That Rocks the Cradle”.
Baby names 2009
Boys
Oliver climbed one to become the most popular name for newborn boys. Jack fell to number two after 14 years at the top spot.
Girls
Olivia retained the top spot in 2009. Among the top 10, Chloe, Emily, Sophie and Grace remained in the top ten.
Changes between 1999 and 2009
Among baby boys, Alfie was the highest climbing new entry to the top 10 since 1999, while Matthew fell the furthest from the 1999 top 10, down 32 to number 38.
Evie (up 157 to number 10) was the highest climbing new entry to the girls’ top 10 since 1999, while Rebecca (down 68 to number 77) showed the biggest drop in popularity.
Regional Variations
Jack was the top boys name and Olivia the top girls name among babies born to mothers usually resident in Wales.
Oliver was the top boys name in six of the English government office regions. The name Mohammed is within the top 10 in three regions (number one in the West Midlands, number four in London and number five in Yorkshire and The Humber).
Among baby girls, Olivia was the top name in five English regions, Sophie in three regions and Chloe in one region.
In conclusion, names in Britain have changed significantly over the years and names which were considered unusual have become very popular and accepted. Britain may lose some of its tradition, but maybe it gains a more well-balanced and integrated society.
Ad ogni nome una tradizione
Reportage realizzato dagli Giorgia, Ingrid, Sara e Xavier nell’ambito del progetto 4 profs, 4 pays. |
---|
La lunga storia dei nomi
Al momento della nascita, ad ogni persona è attribuito un nome, scelto dai genitori, che la caratterizzerà per tutta la vita.
Questi nomi, hanno radici storiche, familiari e culturali molto antiche e importanti.
In Italia, la grande varietà di nomi presenti è data dalle particolarità di ciascuna regione e dalla diversità delle tradizioni.
L’origine e il significato dei nomi e cognomi italiani è legata agli eventi che hanno segnato la storia del nostro paese. La maggior parte dei nomi più antichi deriva addirittura dalla mitologia greca o dalla Bibbia.
Un esempio di nome che deriva dalla mitologia è Elena il cui significato è “splendente” : Elena che causò la guerra di Troia, era bellissima. Moltissimi nomi, invece, sono tratti dalla Bibbia : Michele, Rebecca, Rachele, Sara, Daniele.
E stato il Concilio di Trento ad imporre la registrazione anagrafica dei "cristiani" nelle parrocchie, intorno alla metà del 1500.
Da allora in poi siamo tutti "schedati" all’anagrafe, prima quella ecclesiastica e, in tempi moderni, quella civile.
La diversità dei nomi italiani
Nel nord Italia, in particolare in Valle d’ Aosta e in Trentino Alto Adige, si risente molto dell’influenza delle nazioni d’oltralpe, per cui molti nomi stranieri sono divenuti comuni. In Valle d’Aosta, per esempio, domina il francese : non è raro incontrare persone che hanno nomi come Didier, Mathieu, Fabienne ed André, anche se la grande diffusione/l’importanza della lingua francese è più evidente nei cognomi.
Garnier
Faure
Rousseau
Blanc
Guerin
Muller
Henry
Roussel.
Spostandoci verso est, in Trentino Alto-Adige, vediamo come sia il tedesco a fare la parte del leone, (basti pensare che in alcune zone, gli abitanti di questa regione parlano più agevolmente il “crucco” dell’italiano), soprattutto a Bolzano, dove vige il bilinguismo : qui troviamo nomi come Peter, Franz, Karl, Christine, Elizabeth, Veronika.
Se ci spostiamo verso il tacco del nostro ’’stivale’’, scopriamo che anche in Puglia c’è una forte influenza straniera : esiste infatti l’ Arberia, un’area geografica di insediamenti albanesi, nata nel foggiano probabilmente intorno alla metà del XV secolo. La presenza di arbëreshë (cittadini italo-albanesi) ha certamente influenzato la cultura pugliese e di conseguenza anche i nomi delle persone.
Adan
Adana
Adomat
Adania
Adriatik
Adanira
Afrim
Adea
Agim
Admeta
Agimor
Adriatika
Agrin
Afeida
Agron
In fine in Sicilia , ci troviamo di fronte ad una grande varietà di nomi strettamente legati alla tradizione : per le donne sono comuni : Maria, Caterina, Teresa, Concetta, Santina, Nunzia, Maria Grazia e Francesca ; per gli uomini : Carmelo, Salvatore, Vincenzo, Rosario, Vito, Giuseppe, Calogero, Antonio e Michele.
Questi nomi sono legati alla tradizione siciliana, perché sono nomi che di solito appartengono ai nonni paterni, e se i genitori vogliono, possono tramandarli, ai propri figli.
Per l’anno 2010 l’ ISTAT ha stilato una classifica dei nomi maschili e femminili più quotati, di cui : proponiamo le prime dieci posizioni.
La presenza dei nomi stranieri
In Italia si ha la tendenza a disprezzare e a sottovalutare le tradizioni la cultura nazionali e nel nostro Paese esistono numerose varianti italiane di nomi stranieri, che nulla hanno a che vedere con la nostra tradizione.
Certo, nel ventunesimo secolo, è una forzatura chiamare il proprio figlio Peru (piemont. Piero), Iacu (piemont. Giacomo, Jacopo), Ricu (piemont. Enrico), Toni (piemont/veneto Antonio), Turi (sicil. Salvatore), Bepi (veneto Giuseppe), quindi sarebbe più appropriato mantenere il nome conforme alla sua origine senza cambiamenti, per mantenere sempre vivente la tradizione dei nomi.
Deutsche Vornamen im Wandel
Reportage réalisé par Angelina dans le cadre du projet plurilingue 4 profs, 4 pays. |
---|
In Deutschland wird der Vorname dem Persönlichkeitsrecht zugeordnet, das heißt, dass jeder Mensch das Recht hat, einen oder maximal fünf Vornamen zu führen. Im Gegensatz zum Nachnamen, welcher, in der Regel, die Familienzugehörigkeit signalisiert, drückt der Vorname die Individualität eines jeden Menschen aus. Aus diesem Grund sollte der Name von den Eltern mit Bedacht ausgewählt werden. Hierbei werden vom Gesetz kaum Einschränkungen vorgenommen, lediglich sind als Vornamen keine Orts-, Marken-, oder Nachnamen gestattet, ebenso sollte vermieden werden, dass das Kind in seinem späteren Leben Hänseleien oder Mobbing durch seine Namensgebung ausgesetzt ist. Des Weiteren darf durch den Vornamen keine „Verbindung zum Bösen“ hergestellt werden können. Bezüglich der Markennamen sind jedoch Ausnahmen denkbar, so gibt es beispielsweise Kinder mit dem Namen „Milka“.
Sein Leben lang !
Wie bereits erwähnt, behält man den Namen, der einem bei der Geburt gegeben wurde, in der Regel, sein Leben lang. Aus diesem Grund sollten sich Eltern für die Namenfindung Ihres Sprösslings genügend Zeit nehmen und bestenfalls nicht nur den aktuellen Namenstrends folgen. Denn, auch in der Welt der Namen, gibt es, wie man es von der Mode- oder Musikbranche kennt, Trends, die jedoch recht schnell „out“ sein können. So fassten beispielsweise deutsche Soziologen die Vorliebe für Vornamen der Ostdeutschen nach der Wende unter den Begriffen „Kevinismus“ und „Chantalismus“ zusammen. Dies mag den Anschein erwecken, die Deutschen seien in der Wahl der Vornamen für Ihre Kinder einfallslos. Tatsächlich jedoch geht der Trend, nach Aussage von Namensforscherin Gabriele Rodriguez, in Richtung Individualisierung. Hierbei sollten sich die Eltern darüber im Klaren sein, dass sie, sollten sie einen besonders aussergewöhnlichen Namen für Ihren Nachwuchs gefunden haben, diesen nicht, wie einen Markennamen, patentieren können.
Auch Wohlstand fördert die Namensphantasien. Waren 1894 von 100 vergebenen Namen 38 Prozent unterschiedliche Namen, so waren 100 Jahre später 81 Prozent der Namen unterschiedlich. Der Fundus wird - in den fünfziger Jahren ist der Prozess allerdings so gut wie abgeschlossen - immer größer ; ein Beleg für den Wunsch in der Gesellschaft nach Individualität.
Mädchen oder Junge ?
Im folgenden eine Gegenüberstellung der deutschen weiblichen und männlichen Vornamen :
Sources :